SED DE TU PRESENCIA
—Dedicado a José Ángel Díaz Pena (+ 5-9-88)—
Tú,
desde la cumbre,
sobre los astros…
¡Entre los dedos de la mano de Dios!
Vives eternamente.
Yo,
amordazo el silencio de cada noche,
desde la tierra.
-Epicentro de los astros que circundan el planeta-
Y con amargo llanto
-si es que aún me queda-
deslizo mis sueños sobre tu cara de niño…
¿Figura o retrato?
¡Papel que revela!
Retando a la muerte estoy.
Sí.
…Por si vinieras
Tu nombre de Ángel…
Cuántas veces se quedaba,
¡Cuántas vece aún se queda!
en mis labios
-hoy plegados-
sin la sonrisa de ayer
que por ayer mantuvieran.
Hoy,
la cuna de tu origen
-que es la madre que te llora-
en lágrimas vierte la vida
y a Cristo reza y le implora…
¡José Ángel!
-grita-
¡Vive!
-llora-
Fugitiva llama
que ardes poseyendo mis sentidos.
¡Arrasa tu camino o mi existencia!
Haz lo que debas conmigo, pero…
déjame beber del manantial que da fe
que hoy tengo sed de su presencia.
Retando a la muerte estoy.
Sí.
…Por si vinieras.
Tú,
desde la cumbre,
sobre los astros.
Yo,
amordazando el silencio.
Desde la tierra.