Rafael Toledo Díaz

—ARTICULISTA DE OPINIÓN—

01.- Aporte, en un máximo de 10 líneas, un breve resumen de su biografía.

Nací en Valdepeñas (Ciudad Real) un 29 de febrero de 1956. Mi primer colegio fue el Sagrado Corazón, pero enseguida me trasladaron a la Escuela Graduada de Niños Jesús Baeza para cursar la EGB y, con doce años, me matriculé en la Escuela de Maestría Industrial donde realicé dos cursos de Iniciación y tres de Oficialía Industrial de Electricidad, rama Instalador-Montador. En el año 1973 decidí irme a trabajar a Madrid, concretamente a Parla, una ciudad del extrarradio al sur de la capital.

Repleto de inquietudes sociales y culturales enseguida me integré en el Club Juvenil Camino Nuevo y en una comunidad cristiana de base. Como contrapunto, puse tanta pasión en aquella actividad tan lúdica como humanista, que renuncié a mi evolución profesional, porque mi ocupación durante muchos años ha sido la de maquinista de carpintería y al final de mi vida laboral auxiliar de geriatría.

Al volver del servicio militar, junto a la que ahora es mi mujer y otros amigos, fundamos el grupo de teatro aficionado GANGARILLA y cuando llegaron los hijos, el binomio más importante ha sido mi familia y el trabajo.

Reanudé mi actividad cultural colaborando en la sección de opinión de Canfali y después Jaraíz, escribir en este semanario de Valdepeñas y El Campo de Montiel me ayudó para reencontrarme con la Mancha y mis raíces.

Así mismo, en Parla, formamos el club de lectura y creamos el colectivo cultural «El Globosonda», y ahora las nuevas tecnologías me permiten publicar artículos y pequeños relatos en varios periódicos digitales de Castilla La-Mancha como Cuadernos Manchegos, la Voz de Tomelloso, El Eco de Valdepeñas, Valdepeñas Digital y Lanza.

Lo siento, no he podido ser más escueto.

   

02.- “Gangarilla” un grupo de teatro aficionado fundado por Vd. hace ya casi medio siglo, háblenos de los motivos que le llevó a fundarlo y de los entresijos que tuvo que superar para materializar las posteriores representaciones ante el público.

 El último año en la EMI de Valdepeñas puse todo mi empeño en participar en la representación teatral de fin de curso y fue una experiencia tan grata que dejó  marcada mi afición por las artes escénicas. Así que cuando llegué a Parla y me integré en aquel grupo juvenil, animé a mis compañeros a representar sketch, sainetes y pequeñas obras menores dentro de las actividades. 

Aquellas discretas actuaciones fueron una herramienta más para comunicar y para aprender. De tal manera fue creciendo el reto que, al volver de la mili, nos planteamos montar un grupo más estable y que escenificara montajes de más envergadura.

Dice Paco Nieva en una de sus obras: «El arte no es cosa seria» y lleva toda la razón, porque nuestro mayor interés era divertirnos, pero es cierto que cualquier representación demandaba, aunque mínima, una estructura en la que hay que tener en cuenta vestuario, luces, efectos musicales etc…

En nuestro caso todo era muy precario, los decorados eran pobres y minimalistas, el vestuario consistía en prendas o complementos que definían o determinaban al personaje, pero la ilusión suplía con creces todos los inconvenientes y la necesidad social y cultural de la época nos animaba a esta tarea porque había menos trámites. También el público era generoso porque no era excesivamente exigente y lo que le importaba era el mensaje implícito de la obra representada.

Tengo que reconocer que a mí lo que más me gustaba era dirigir y solo actuaba cuando faltaba algún personaje, porque era muy mal actor. Sin embargo, tengo especial recuerdo de la primera obra larga que fue «Doña Clarines» de los hermanos Álvarez Quintero y, después, «El Tartufo» de Moliere en una versión de la época de Enrique Llovet.

  

03.- He leído que su pasión es demostrar que la cultura es un bien imprescindible para la sociedad. ¿Cómo contribuye Rafael Toledo Díaz a inyectar ese “acicate” para que sea tomado como vínculo y propósito necesario por una sociedad tan acomodada, tecnológicamente hablando?, ¿cree que obtendría una respuesta satisfactoria su propuesta por la juventud?

No existe una consciencia clara de la importancia que tiene la cultura para la sociedad, por eso siempre hay que recordarlo y reivindicarlo constantemente, porque el ruido es tan grande que olvidamos que existen sentimientos y emociones del ser humano que solo la cultura es capaz de satisfacer.

En el totum-revolutum actual supongo que mi aportación es mínima porque solo pretendo compartir ideas. Publicas un texto en la Redes o en una revista y es como lanzar la caña a ver quién pica, quién lo lee. Evidentemente la curiosidad y el interés nos hace más tener mayor opinión, aunque hay que saber escoger bien porque hay demasiadas publicaciones y algunas pueden confundir.

En cuanto a la juventud, qué más quisiera, la brecha generacional importa, pero sí me gusta recalcar que el sentido común es igual para todos, jóvenes y mayores. No sé, a veces considero que tengo un concepto de la cultura demasiado tradicional y un poco «viejuno», pero siempre estoy abierto a nuevas fórmulas.

 

04.- Como articulista de opinión, ¿podría decirnos sobre qué temática le gusta incidir y, sobre todo, si ha trabajado el articulismo con la finalidad de llamar la atención sobre los problemas sociales frente a la legislación que se nos impone desde la administración?

Dice Javier Cercas: «En realidad escribo por casi todo, porque cualquier excusa es buena para escribir» y añado, porque cualquier cosa puede sugerirme un artículo, una palabra, una noticia, un pensamiento, una película, un recuerdo, absolutamente todo puede influirme para ponerme a redactar. Si echo un vistazo a todos mis artículos publicados, se advierte claramente que he tratado las cuestiones más diversas y contradictorias, me gusta decir que soy anárquico en cuanto a los temas porque depende del momento y lo que me provoque ponerme a la tarea.

Claro que cuando el asunto me conduce a una deriva social, trato de ser reivindicativo con el poder, entiéndase este por administración o cualquier ente superior. Pero a la vez reconozco que en mi estilo siempre practico una auto-censura generalizando conceptos. A veces, en casos muy puntuales y concretos, utilizo el recurso de la tercera persona para expresar lo que pienso, como por ejemplo a mi vecina Ramona que no tiene pelos en la lengua jaja. 

  

05.- Parla es la ciudad donde Vd. reside habitualmente y Valdepeñas su lugar natal, ¿cree Vd. que están a falta de otros medios, tanto económicos como estructurales, para afrontar un desarrollo más equilibrado y eficaz de las actividades demandadas por poetas, escritores, dramaturgos, autores locales…?, ¿reciben éstos, en su opinión, la ayuda necesaria para dar a conocer su obra?, ¿responde la sociedad a los actos con su presencia o la cultura interesa más como un bien  administrado individualmente?

En general existen carencias en todo el territorio, porque la cultura es siempre la hermana pobre de cualquier presupuesto. Tampoco existe una exigencia vecinal que demande este tipo de actividades, esta realidad es más evidente en Parla donde el anonimato es consecuencia del gran número de habitantes. En Valdepeñas algunas asociaciones culturales están muy consolidadas y reconocidas en la población por su larga trayectoria.

La gran mayoría de acontecimientos son propuestos por los creadores, autores y los colectivos de este tipo, que deben negociar con los ayuntamientos y sus técnicos para realizar las presentaciones, las veladas poéticas o cualquier otro evento cultural.

Reconozco que, salvo agenda, siempre tratan de facilitar espacios y locales para que se realicen, pero en lo relacionado con la ayuda económica desde mi punto de vista  es insuficiente. Anualmente, y dentro de los presupuestos del consistorio, existe una partida para subvencionar a todo tipo de asociaciones que se ajusten a unas bases prefijadas. En cuestión de fondos echo de menos los años del boom económico porque entonces las migajas eran mayores, y daba la impresión que merecía invertir en cultura aunque solo fuese apariencia y boato.

La participación siempre depende de demasiadas cosas, si es algo mediático y bien publicitado la gente suele responder. Si el escritor que presenta libro es conocido a nivel nacional etc… Pero en general los actos culturales suelen ser más íntimos y siempre vamos los mismos.  

 

06.-La poesía. Desconozco si la ha atendido Vd. como anfitrión. Si ha llamado a su puerta o ha sentido la necesidad de utilizar sus múltiples lenguajes para llegarse a los demás con los elementos que no se dan en el artículo de opinión, ni en la crónica, siempre tan intrépida y realista. ¿Tiene algo publicado en este género?

Tengo el máximo respeto por este género literario, me parece el más difícil y el más puro. Ser poeta supone tener una sensibilidad que te diferencia del semejante, debo aclarar sin embargo que no todos los poetas que publican son tales y otros posiblemente lo sean sin apenas percibirlo. Me aclaró mucho esta cuestión leer un ensayo de mi admirado paisano manchego y poeta Pedro Antonio González Moreno que se titula «La musa a la deriva». Un texto que clarifica bastante y pone el punto sobre las íes acerca del amplio universo de la poesía, de las vanguardias, de los egos, de las publicaciones, del ayer, el hoy y el futuro del verso con las nuevas tecnologías de la comunicación, ya digo, completísimo y recomendable.

Algún poema he escrito, por eso hablo sobre su dificultad, seguramente no llegan a la decena, pero todos han salido de la verdad, de mi verdad, de la necesidad más íntima o de las tripas. Decía José Hierro que la poesía se escribe cuando ella quiere, no cuando tú quieres. Igualmente la poesía se lee a sorbos como el buen vino, no puedes leer un libro de poemas como si se tratase de un best-seller.

Para terminar de responder diré que lo único que tengo publicado en papel es un poema titulado «Los puntos cardinales» concretamente en la revista Quevedalia que edita el ayuntamiento de Villanueva de los Infantes.

 

07.- En la palabra depositamos todo aquello que nos es común, gracias a ella gozamos del privilegio de poder ahondar y modificar cada uno de los perfiles que queramos crear, ¿Qué situación actual y comprometida llevaría a escena un crítico de teatro como Vd. para llamar de modo significativo la atención del vulgo al respecto?

Creo que todos los escritores y demás plumillas que nos hemos aficionado a escribir consideramos a la palabra como la gran herramienta, el barro maleable con el que nos sentimos identificados, que nos enseña, que nos entretiene, que nos divierte y que además sirve para compartir ideas. Sin embargo, en los tiempos que corren, la palabra se ha devaluado, no solo por las nuevas formas del lenguaje, por la reducción de los vocablos que empleamos o porque se esté perdiendo la tradición oral y hemos olvidado los originales y caprichosos localismos.

Desgraciadamente la imagen y las pantallas están ganando la batalla aunque sus mensajes sean más banales, vivimos en un mundo de prisas y precariedad donde cada día resulta más difícil dialogar, escribir, escuchar, en definitiva nos cuesta pensar.

Por eso, si tuviese que escribir teatro no sería una comedia al uso, costumbrista o para divertir. Trataría de que fuese un texto reivindicativo sobre las pérdidas que estamos asumiendo sin apenas darnos cuenta, la desmovilización, la falta de futuro, la ausencia de crítica, el adoctrinamiento disimulado que nos proponen las tecnologías de la comunicación; o simplemente adaptar a los clásicos a los tiempos que corren pero sin mermar la integridad del mensaje. A pesar de que los clásicos ya han escrito todo sobre las pasiones, los traumas, los complejos y las miserias del hombre, sería conveniente que la gente se pusiese a pensar, aunque a veces bastante tenemos con sobrevivir.   

 

08.- ¿Desde cuándo lleva ejerciendo como crítico de teatro y, en su opinión, de qué elementos naturales ha de nutrirse el argumentario de una obra de teatro para consolidar un interés más que deseable?

No soy un crítico de teatro como tal, sin embargo, mi afición y mi interés por la escena nunca son ajenos a hacer una reflexión cuando asisto a una representación, no todos mis juicios y opiniones los traspasos al papel o a la pantalla, pero siempre entre los cercanos hago un análisis sobre lo que he visto sobre el escenario.

En cuanto a la cartelera y la publicidad tengo mis reservas, entiendo que el teatro es un bien cultural que tiene su mercado, sus modas y sus rarezas. Aquí por ejemplo, en Parla, hay bastante interés y además hay un certamen local de teatro aficionado y una muestra de los IES de la ciudad que permiten disfrutar de un variado repertorio de géneros, desde la comedia y el sainete más tradicional a las vanguardias más extravagantes, estas actividades crean tejido cultural y sirven de acicate para que muchos jóvenes se enganchen. De hecho tuvimos una Joven Compañía de la Escuela Municipal de Teatro de Parla que llegó a representar en el festival de Almagro y en muchos escenarios de prestigio.

A veces los títulos clásicos atraen porque ofrecen garantía, seguridad y sobre todo éxito, pero en general una obra debe tener ritmo, que sea dinámica, que el mensaje sea directo e, imprescindible, que el argumento despierte la curiosidad suficiente para que atrape o seduzca al espectador.   

 

09.- Juan Alcaide, paisano suyo y magnífico poeta valdepeñero. ¿Podría compartir, si es tan amable, con nosotros una reseña como parte de los conocimientos que, sobre su persona, hechos y dichos sé que tiene?

Juan Alcaide es un referente de la poesía en Valdepeñas y por supuesto en la Mancha, sus poemas nunca son ajenos a la tierra, a las costumbres o a la fe. Esta última consideración no sé si fue forzada por aquella injusta depuración tras la Guerra Civil. Aquella sociedad no supo comprender la integridad de Alcaide, religioso como el que más pero repleto de ideas avanzadas, una contradicción que no era tal. Pero además fue tan honrado y leal que renunció al prestigio quedándose en su ciudad y obviando corrientes de moda como el Postismo, aunque sentía admiración por algunos de sus miembros como Ory, Crespo o su paisano Gregorio Prieto.

Alcaide realizó una gran labor entre sus alumnos a los que inculcó no solo conocimientos, si no que despertó en ellos la curiosidad por la poesía y la literatura. Pero aparte de la tertulia con sus discípulos, Alcaide era un hombre sencillo y humilde que alrededor de un lebrillo de limonada departía con sus amigos en las llamadas tertulias de cercao.

Fue una pena que muriese tan joven, pero dejó un legado tan importante que menos mal que a través del tiempo los valdepeñeros hemos sabido reconocer y conservar. Siempre comparto y hago mía esta frase suya «En este mi Valdepeñas que bien amo».

No es fácil quedar atrapado por el paisaje manchego, debes tener algo dentro para magnificar una campiña árida, un horizonte plano de sierras pobres y ríos secos, pero él siempre reivindicó y se nutrió de las condiciones y costumbres de esta comarca para hacer bellos poemas.

Juan Alcaide fue un hombre triste, esa es mi opinión, leer sus versos me conducen a la melancolía y a la nostalgia.

 

10.- ¿Confía más en las editoriales tradicionales que en las de auto publicación?, ¿por qué?

Sinceramente confío más en las editoriales tradicionales, supongo que, aunque con intereses comerciales, tienen unos filtros de calidad literaria de los que la auto-publicación carece.

También reconozco que no es una selección infalible, las editoriales importantes suelen estar muy condicionadas por las modas, las novedades y siempre apuestan por el autor consagrado. Por eso dejo un resquicio para la auto-publicación como forma democrática de la literatura, seguro que existen grandes obras por descubrir y su divulgación es a través de este formato que ahora ofrece tantas posibilidades.

Aunque existe una tercera vía, me refiero a las pequeñas editoriales que publican sobre temas muy específicos o concretos, pero que facilitan la oportunidad de divulgar su obra a escritores menos populares, noveles y plumillas.

 

11.- Cite al autor más universal que haya escrito y alcanzado fama y reconocimiento por su obra de teatro, a otro que le haya dejado huella y apueste por otro que en estos momentos esté pegando fuerte sobre los escenarios de nuestro país.

Sobre la primera cuestión no tengo dudas, el autor más universal es William Shakespeare, aunque existen otros de primer orden empezando por los clásicos griegos.

Mi paisano Francisco Nieva es mi predilecto y por el que siento una gran admiración. Al principio de mi afición pensé que lo más importante del teatro era el texto, por eso pensaba en Buero Vallejo, pero cuando fui a ver «El manuscrito encontrado en Zaragoza» basada en la novela homónima de Jan Potocki me quedé impresionado, porque aquello era teatro total. No hay que obviar que él regresó a España triunfando como escenógrafo, más tarde tuvo la posibilidad de representar la fantasía que acumuló durante años en sus textos. Nieva para mí es el último barroco, un genio del teatro de los dos últimos siglos que no está suficientemente reconocido, ni siquiera en su Valdepeñas natal.

En cuanto a los nuevos creadores no estoy muy al tanto, aunque me inclino por los nombres que últimamente me han sonado más, por ejemplo Alfonso Sastre, Juan Mayorga, Jose Luís Alonso o Guillemo Heras.

 

12.- ¿Qué cánones de rigor impondría a la credencial de la palabra “dramaturgo”?

Que el conjunto de su producción tenga la suficiente coherencia aunque haya tratado diferentes géneros. Que la trama de sus obras sean capaces de provocar el interés del público y sobre todo su capacidad para emocionar al espectador. Y por supuesto que su intención vaya más allá de entretener.

Desde luego es importante y necesario que los diálogos estén bien elaborados y que su vocabulario sea lo más variado y amplio posible, siempre en el contexto para el que está construido, claro está. Requisito imprescindible es que tenga la capacidad de crear en total libertad. Al final el paso del tiempo siempre determina la calidad del dramaturgo y valora su aportación al espectáculo, en definitiva a la cultura.

  

13.- Dígame qué cambios haría en la política española actual para conseguir el propósito que le embarga respecto a la pasión que tiene sobre la cultura en nuestro país.

Antes que nada diré que la cultura siempre debe ser crítica con el poder, independientemente del signo político, conservador, de centro o progresista.

Quizás muchos no estarán de acuerdo ni comprenderán mis razones, pero igual que constantemente se demandan recursos económicos para la ciencia como una forma de invertir en el futuro, la cultura no es ajena a esa necesidad. La permanente mezquindad en los presupuestos destinados a cultura dice mucho sobre cómo tratan los políticos al conocimiento. Evidentemente un pueblo más culto es siempre más exigente y eso no conviene demasiado a los gobernantes porque pueden cuestionar su gestión.

Dicho esto, hay que poner en valor la importancia de la cultura a través de la educación, dotarla de recursos suficientes para favorecer la creación y la estabilidad de todos aquellos que con su trabajo nos aportan ese bien inmaterial, pero tan necesario.

A nivel más local considero que no es necesario que el concejal de cultura de turno sea un erudito, o tenga que ser licenciado en historia del arte, no. Pero si es apropiado que tenga ilusión, compromiso, que defienda su área frente a los recelos que la cultura provoca. Que sea capaz de tener iniciativa para desarrollar nuevas actividades culturales.

Que no se acomode y que su actuación no se limite a calendarios prefijados, porque el folclore y la música de los conciertos de las fiestas son cultura y están muy bien, pero hay otros espectáculos menos populares pero igualmente necesarios.

  

14.- Defina la disciplina de su argumentario como escritor de artículos de opinión y crítico teatral.

Aparte de mis manías particulares, siempre estoy atento a todo lo que sucede a mi alrededor, por eso, cuando decido escribir sobre un tema concreto, trato de documentarme, recopilo datos e intento contrastar con el mayor rigor posible y, si existen dudas, manifestarlas. Siempre en mis escritos hay una búsqueda del sentido común y, por supuesto, mi opinión sobre el asunto, a veces generalizando para no ofender particularmente. Ahora, cuando releo alguno de mis primeros artículos observo demasiadas dudas y una cierta ambigüedad, actualmente trato de corregir ese defecto siendo más preciso en la denuncia o en la crítica, pero con cautela para no meterme en jardines.

En cuanto al teatro tengo el máximo respeto por todo aquel que escribe una obra o que sube a un escenario. Dicho esto, manifiesto mi punto de vista sobre el espectáculo, sus virtudes y sus carencias. Entiendo que, en general, existe un exceso de publicidad o buenismo y parece que todo vale, aunque para gustos los colores, por supuesto; pero siempre la función debe intentar seducir al espectador, que haya conexión entre el escenario y el patio de butacas. 

 

15.- Valore esta entrevista y rubríquela.

Uf, bastante intensa y sobre todo muy completa. Coincido con otros compañeros anteriormente entrevistados que, para responder al cuestionario, he tenido que hacer un ejercicio de reflexión y algunas preguntas me han invitado a recordar situaciones de hace mucho tiempo.

Pero en todo momento ha sido muy interesante, aunque me parece que me he extendido demasiado respondiendo, aún así, creo que si alguien ha logrado llegar al final me conocerá un poco más porque en todo momento he tratado de ser sincero y honesto.

Juan ha sido un placer, gracias por acordarte de este modesto aficionado.

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