Florencio Moneo Martín

—Poeta—

(vicepresidente de la Asociación Artística Vizcaína y director de las tertulias literarias de los martes)

01.- Aporte, por favor, un breve resumen de su biografía.

Nací el 23 de julio de 1954 en Portugalete (Bizkaia). Desde niño escribo. A pesar de ello elegí el bachillerato de ciencias en el colegio de secundaria porque éste no poseía la rama de letras. He sido lector de libros infantiles y juveniles facilitada esta tarea por mis tíos maternos Iñaki, Pedro, mi tío paterno Félix hombre muy culto. Me estimulaban, regalaban libros. He trabajado de psiquiatra. En 2014 publiqué el primer libro.

 

02.- A nivel literario ha trabajado fundamentalmente con el verso y la prosa. Cuento y poesía comparten un mismo fin, ¿en qué género de los dos se encuentra más cómodo y cuál de ellos le ha dado más satisfacciones?

Sí. Me formé como escritor en varios talleres de creación literaria. Aprendí a escribir cuentos y poesía. La forma de escribir es similar, muy distinta de la novela, la dramaturgia y el ensayo que se prestan a la construcción de frases complejas, de relativo, insubordinadas, muy largas. En relato y poesía las frases deben de ser cortas, muy condensadas, muy pulidas y elaboradas en aras de la brevedad. Así un poema que ocupe una página puede contener historias profundas y diversas para cada persona que lee. Lo mismo pasa con los cuentos que contienen pocos personajes, transmiten una historia.

 

03.- ¿Quiénes han sido y son los poetas que más le han influido e influyen a la hora de la creación literaria y qué horizontes de evolución personal persigue?

Gustavo Adolfo Bécquer el primero porque viví en mi adolescencia una situación de emergencia vital. Me ingresaron en urgencias con apendicitis. Tenía 16 años, era un adolescente. Todo fue muy rápido. Salió bien. En mi convalecencia mi tío Félix me regaló el volumen de las obras completas de la Editorial Bruguera para estimularme. Yo tuve que suspender mi viaje a Madrid a ver la final de copa del Athletic contra el Elche que había organizado con un amigo. Esa circunstancia me marcó para toda la vida. Aquellas lecturas de las rimas me llegaron al alma. Me emocioné. Me hizo amar y priorizar la poesía al futbol, y eso que soy futbolero. Machado, Lorca, Juan Ramón Jiménez, Pedro Salinas, Jorge Guillén, Juan Larrea, Blas de Otero, Celaya, Quevedo, Lope de Vega, Gil de Biedma, Luis Cernuda, Miguel Hernández…

 

04.- Le tengo como una persona que controla muy bien sus emociones, ¿en qué medida le afecta la pérdida de esos valores que perfilaron nuestra generación? ¿Ve en la lectura el antídoto para salvarlos o es demasiado tarde?

Yo también soy un ser humano. He perdido el control de mis emociones en el pasado como los demás. He trabajado mi mundo emocional muy duramente. Me ayudó la formación en psicoterapia de grupo y en psicoanálisis familiar y grupal. La pérdida de los valores de solidaridad y sensibilidad social (la democracia, la igualdad), del pacifismo (nuestra generación estaba en contra de la guerra del Vietnam, del golpe de estado de Pinochet, del terrorismo, de todas las guerras), la empatía con las mujeres, los niños, las personas mayores, me sorprende, me entristece mucho. El consumismo e internet parece que vencen… La lectura es un buen bote salvavidas. Claro que para ello hemos de apagar la televisión, los móviles alejarlos de la mano, no estar continuamente conectados a la red, salir a la calle a relacionarnos con personas y no abonar tanto la relación ser humano máquina, conversar con desconocidos, charlar con los amigos, jugar más, ser menos serios, disfrutar de la vida. Para ello el mundo del libro (se presta al comentario, a escribir, a verlo en cine o teatro, a musicarlo) ayuda. A mí mucho. Cuando cojo un libro de poesía el tiempo se enlentece, se transforma, yo soy más yo mismo, me alegra el día.

 

05.- Todo poeta tiene para sí una definición de lo que es poesía. Algunos de los poetas clásicos hicieron pública su opinión al respecto. ¿Podría darnos la suya?

Para mí la poesía es un género literario de forma superior. A través de las palabras transmite emociones, sentimientos, anécdotas, cuenta historias, entretiene, educa, socializa, acerca a otras personas. Permite un desarrollo singular de la personalidad, ser más uno mismo, hace a las personas más críticas en su pensamiento, más singulares, diferentes, más sociables, tolerantes.

 

06.- De los libros que tiene publicados, ¿qué título le identifica más?

Cualquiera de ellos. Le tengo especial cariño al libro de relatos “Puentes” porque fue mi opera prima. De los poemarios el primero, que se titula “En todo momento”.

 

07.- Usted dirige, actualmente en Bilbao, las tertulias de los martes en la Asociación Artística Vizcaína. Qué resaltaría de estas tertulias que pudiera interesar a la otra “inmensa minoría”.

Su gratuidad, su ambiente de respeto, simpatía y espontaneidad. Somos mujeres y hombres normales, no nos queremos hacer los interesantes, no somos más ni menos que otras personas. Es un grupo grande semanal de una hora y media de duración que pretende pasárselo bien con las recitaciones y las lecturas en voz alta de poemas, con los autores y autoras.

 

08.- A su juicio, ¿qué le falta a la poesía para alcanzar cotas de aceptación social? Sacar la poesía a los bares, como hace desde hace años Noches Poéticas, no está nada mal, pero qué acicate podríamos ofrecer a la juventud para que se sintiera motivada. El cambio generacional está muy cerca.

Siempre le faltarán cosas. La poesía es un género literario minoritario. La labor de las maestras y maestros en educación primaria es fundamental. Sería bueno que las autoridades apoyaran programas dirigidos a este colectivo y a los niños y adolescentes que difundan las obras poéticas para que todos se formen más y dispongan de una mayor información. Muchas obras escritas por poetas ya fallecidos y también vivos no se conocen por el gran público. Ayudan las páginas culturales de la prensa diaria, las revistas específicas como “Biblolux”, los programas de la radio y la televisión, las redes sociales –“YouTube”, “Facebook”, “Instagram”…-. Los recitales en los bares, en las residencias de mayores, en colegios, también. La juventud se mueve por sus propios referentes, las redes sociales.

 

09.- El asociacionismo, ¿hasta qué punto es bueno para una persona que ama la poesía y escribe?, ¿podría causar el efecto contrario al que se pretende, por influencias indirectas?

Sí, es verdad. Los grupos sociales nos ponen siempre en la tensión de la lucha entre lo singular propio de cada uno y el interés y la dinámica común de lo grupal del momento. Es bueno socializarse, no ser un lobo solitario, un misántropo, un misógino, por supuesto. Para escribir uno tiene que permitirse estar solo, aislado. Yo he vivido esta contradicción de una manera muy aguda, muy dolorosa. La he padecido. Me costó mucho hacer las dos cosas compatibles. Lo pasé muy mal pero merece la pena.

 

10.- Háblenos de su último libro publicado y del nuevo que presentará en la asociación el próximo martes día 17 de octubre a las 19 horas.

El poemario “Sentires” lo publiqué el año pasado. La semana que viene presentaré “Los silencios las palabras”. ¿Qué podría decir de “Sentires”? fue mi cuarto poemario, con él he cambiado mi escritura poética. La influencia de un profesor poeta mexicano, Luis Armenta Malpica que valoraba y animaba mucho a ser uno mismo por muy rara avis que ello supusiera, el reto maravilloso de la igualdad entre mujeres y hombres que lo estamos viendo en vivo y en directo, el impacto del encerramiento en casa de la pandemia, la tragedia por la muerte de un familiar muy querido, mi cuñado Iñaki, produjeron crisis y cambios en mi poética. “Los silencios las palabras” es una propuesta de comunicación profunda con la lectora y el lector. Son dos personajes narradores, una mujer y un hombre. Porque pienso que el contenido más importante de un poema es lo que no dice… no las palabras, los silencios.

 

11.- De un tiempo a esta parte oigo voces que se manifiestan a favor y en contra del prólogo en los libros de poesía. La razón que dan unos es que el poemario se tiene que defender a sí mismo, en tanto  que los otros aluden a que es necesario y gratificante que se siga haciendo, ¿cómo lo ve usted?

Precisamente este libro que voy a presentar el día 17 de octubre no posee prólogo. Ni presentación, ni prefacio, ni epílogo. Solo contiene los poemas. Va directo al plato principal. Yo pienso que cada poema tiene tantas versiones, o mejor dicho, tiene tantos poemas diferentes como lectoras y lectores lo lean. No existe lo objetivo en poesía, ni siquiera en la literatura. La poesía es universal y por ello precisamente muy singular de cada uno de los seres humanos, aunque parezca una contradicción. Si los ocho mil millones de habitantes del planeta leyeran el mismo poema se demostraría científicamente que leerían ocho mil millones de poemas distintos. Esa es la gran capacidad de creación del ser humano. La lectura es una creación y una recreación. Por eso enriquece tanto la poesía. Esto pasa con la literatura toda. Los prólogos pueden orientar pero también condicionan el pensamiento y el sentimiento de la persona que lee. Hay que leerlos –si los hubiere- con juicio crítico. No porque los haya escrito un catedrático merecen ser sobrevalorados.

 

12.- ¿Para cuándo esa conciencia crítica en el pensamiento de nuestro tejido social que ampare la necesidad de llevar la poesía a las aulas de nuestros descendientes?

Ese poder lo poseen los políticos del gobierno. La ciudadanía sí podemos exigirles más financiación para los programas de poesía en la educación y en la universidad. Un día me dijo un amigo catedrático que ejercía en la Universidad Complutense de Madrid que él a los alumnos de Medicina –yo hice Medicina- les enseñaba poesía, organizaba salidas del aula de la facultad para asistir en grupo a recitales de poesía en teatros. Les hablaba de las obras, leían las obras de poetas españoles del Siglo de Oro, la Generación del 98, la del 27, la del 50 y los actuales vivos. Una maravilla. Pero no es lo frecuente.

 

13.- Usted reside en el bello municipio de Mundaka. Imagino que no oirá cantos de sirena, pero estoy seguro de que le habrá dedicado algún que otro verso o poema tanto a la ría de Mundaka como al mar cantábrico, ¿sería tan amable de confiarnos ese poema?

COSTA

De oscuros colores recortadas

Tierras de la vieja Europa reconocidas

A pesar de las crisis y guerras mantenidas

A carísimas sumas abonadas

Islas, peñas y acantilados, grises y pardos vistas

De mares y ríos, campas y arboledas separan

Dureza obliga su tacto, contrastes muestra su esencia,

El arco iris oye que reclaman su presencia

Terrenal paraíso perdido que echan en falta

Las flores, las vides, las ramas, las frutas caídas

Contrastes de azules la línea linda

Pasado y futuro, de los presentes discrimina

El sentimiento, dolor vivido de la penosa existencia

No fracasaré en esta partida

No me rendiré en la tarea construida

No me rebajaré la autoestima.

Los amigos me esperan

 

14.- ¿Podría hacernos una breve reseña y valoración de cada uno de los poemarios que tiene publicados?

“En todo momento”: se compone a su vez de dos libros, “Sigo en el camino” y “Nuevos comienzos permanentes”. El primero describe el sentir de un hombre del siglo XXI. El segundo, más cercano en el tiempo, indaga en experiencia de la despedida. Ambos forman un cuerpo común en donde los temas actuales, los amigos, el amor, los viajes, el paisaje, el pasado y la muerte interpelan a la persona que lee. Sugiere que sea ella misma.

“Interiores”: atraviesa de forma diagonal la vida emocional del poeta. Habla desde el corazón. Transmite un conocimiento sobre la experiencia vivida, rico en detalles, claro en la discriminación entre grano y paja. Redactado en un lenguaje sencillo, directo, de hoy. Reivindica la vivencia del ser. Sus temas son clásicos en poesía: amor, amistad, creatividad, estética, compromiso, destructividad y sufrimiento.

“Diálogos”: escrito desde una posición musical. Hablan un hombre y una mujer. Supone una indagación profunda de la personalidad. Son instantes retenidos en el buceo del mar del inconsciente, rescatados hacia la superficie como lo hace un buzo explorador. De telón de fondo se siente el trauma de la guerra de los antepasados, sus efectos posteriores sobre el niño que fue. Hablan las dos voces del poeta. Expresa unos contenidos salidos desde un ejercicio permanente de libertad interior. De lenguaje sencillo, no veneciano, de hoy. Es un homenaje a las mujeres y hombres que le han precedido, que han sido sus referentes. Los temas, la amistad, la creación, la belleza, el amor, la tenacidad. Y el sufrimiento del ser.

“Los silencios las palabras”: son la identidad y la historia vivida del poeta del siglo XXI. El personaje narrador masculino que comparte protagonismo con el personaje narrador femenino, nos conduce a través de un viaje al país de la intimidad poética. Allí visitaremos los efectos dolorosos de la guerra entre hermanos de la España de 1936, conoceremos a la familia, los amiguitos, la época posterior a la autarquía en un pueblito del norte industrial y porteño. Un viaje al purgatorio que hace recordar a Dante y su libro fundamental de la literatura italiana. El poeta habla con sus amigas y amigos entre los que se hallan las personas que están leyendo el libro. Defiende su singularidad, siente, sufre, argumenta, cae derrotado, se desmoraliza, se levanta, defiende la igualdad entre la mujer y el varón, ama a su diosa, tiene un bebé y… defiende el derecho a la vida.

“Un día de la semana”: es un poemario de temática muy heterogénea, donde como bien dice su autor, Florencio Moneo, hay un yo interior poético que deja traspasar, quizá de un modo inconsciente, lo consciente: con toda su crudeza y sin apósitos. Una poesía muy intimista, psicológica, donde hay ráfagas de luz dentro de algunas tinieblas, porque al fin y al cabo, vivir y hacerlo de un modo intenso, es lo que tiene. En sus diferentes versos, deja traslucir esa transformación vital que se produce en el ser humano, porque el paso del tiempo así lo exige. Pone de manifiesto la importancia de los pequeños-grandes detalles de cada día, sin los cuales, vivir, puede convertirse en un averno. El título del poema elegido para la obra “Un día de la semana”, refleja muy bien la costumbre, el día a día, lo que vemos… pero hay una parte, detrás de esa visibilidad que todos ven, que queda para el o la protagonista, su intimidad, lo que otros no pueden o no queremos que vean: porque nada es lo que parece.

 

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